Hace ya mucho resolví usar el método Pomodoro—ese donde trabajás “x” minutos y descansás 5— para evitar los burnouts. En mi trabajo como diseñadora / creativa y al frente de mi querido estudio digital artesanal, el hiperfoco es una bendición… hasta que deja de serlo. Por eso tengo una alarma que me obliga a parar, porque si no me olvido de que existo.
Cuando paro, paro. Pero conozco a más de unx que, en esos 5 minutos, abre YouTube y, dos Doritos más tarde, está mirando, en el mejor de los casos, Tecnología Primitiva —un hermoso canal donde un señor en medio del bosque fabrica cosas de la nada, con palos y barro.
Y entonces no sé si descansaron o empezaron otra carrera universitaria.
El método del tomate y la lucha contra las notificaciones
El Pomodoro se llama así por un timer de cocina con forma de tomate 🍅.
La idea es simple: bloques de trabajo de 25 minutos (para mí son 60), pausas cortas de 5, y cada cuatro bloques, un descanso más largo.
En teoría, es para que no te satures. En la práctica, es ponerle un freno a un tren que no sabe que tiene frenos.
Cuando trabajo en mis proyectos de diseño, o de identidad visual o en una estrategia de comunicación, las pausas no me salen solas. Necesito que una alarma me recuerde: “¡Pará!”. El problema es que, cuando parás, las notificaciones, mensajes y tentaciones digitales están ahí para poner a prueba tu voluntad.
La gran mentira de “descansar” online
Antes, descansar era… no hacer nada. Ahora, “descansar” muchas veces significa más pantalla, más estímulos, solo que distintos. Decís “voy a despejarme un rato” y de golpe estás leyendo comentarios en un hilo de Reddit (te amo Reddit) sobre cómo viven los pulpos (es que es interesante).
Vivimos en una distopía donde la pausa real es un unicornio: todxs hablan de él, pero nadie lo vió. Y las notificaciones nos dicen que algo urgente pasó, aunque sea que alguien le dio like a tu meme de 2013 en 9gag.
Mate, balcón y JOMO
Crecí con descansos analógicos: recreos, correr, jugar, arena suave (hola Mari) y ver el polvo en el aire iluminado por el sol. Pausas que eran vacío, a la manera de la física cuántica.
Hoy todo es urgente (spoiler Alert: casi nada lo es): el trabajo, el chat del grupo familiar, la política, el precio del café. Y entre tanto caos, parar se siente como un acto de rebeldía.
Hablamos mucho de FOMO pero no de JOMO. En el mundo creativo, donde las ideas necesitan espacio, el JOMO (Joy of Missing Out) es una estrategia de diseño mental. Aguante el JOMO.
El cierre, antes de que suene mi alarma
Descansar no es un lujo: es mantenimiento del sistema. Y el sistema sos vos.
Si no parás, te quemás. Si no parás, tu cerebro va a hacer huelga, sabelo.
Así que mi propuesta es simple: en tu próximo Pomodoro, usá el descanso para algo sin pantalla. Salí al balcón, o mirá el techo. Aburrite 5 minutos.
Eso sí, si me ven construyendo un horno de barro, ya saben lo que pasó.