Enjoy? the Silence

Querido diario:

¡Soy yo! Doug! digo, María!

Hoy les estoy escribiendo una especie de carta. Voy a seguir con mi inercia de abrirme, porque ¿por qué no?. Les voy a hablar de bloqueos creativos. Es un tema que quiero tocar hace mucho.

*Nota importante:
Para mí, la creatividad en mis proyectos artísticos, donde involucro mi mundo emocional, es distinta a la que aplico en el diseño, donde tengo un enfoque más pragmático y metódico. Sensible, si, pero aplicado.
Dicho esto, en este posteo hablaré de mi bloqueo creativo en el plano artístico. 🙁

Un poco de retrospectiva. Contexto.

Desde 2004 tengo una relación muy cotidiana con mis lápices, pinturas, papeles, cámaras, etc (cualquier cosa que me deje explorar mi creatividad). Me gusta el arte. 🙂

2004 se dice pronto, pero ese fue el año en que Britney sacó Toxic, se crea Taringa!, Google inventa GMAIL (WTF), época de Napster, ICQ, Winamp y MySpace, entre otras. ¿Una época más simple? Mañana es mejor, María.

Además de ser Diseñadora Gráfica soy Técnica Superior en Grabado. Aunque comencé a explorar el arte de manera autodidacta desde 2004, en 2016  decidí formalizar mi formación artística estudiando grabado en España (país donde viví, trabajé y estudié casi una década). Elegir hacer esta carrera fue un regalo que ME hice, y los años que pasé en la escuela de arte de Zaragoza, creo que, fueron los mejores años de mi vida hasta ahora (¿estaré idealizando?).

Ya en Buenos Aires de vuelta, siguiendo ese camino, pasé por el taller de Adriana Moracci, por la Fundación Cazadores, por el taller de obra de Andrea Moccio.

Para mí el taller era por donde pasaba la vida.

Y de pronto… Hola bloqueo creativo.

En todos estos años, me encontré varias veces con períodos relativamente cortos de “bloqueos”. Pero el último fue más largo, duró mínimo, un año.

Este año en particular, fue tan largo, que pensé que el asunto era permanente y pasé por los siguientes afectos ruido de rebobinar — :

  • Frustración
  • Presión por no estar “produciendo”
  • Cuestionamientos personales
  • + Frustración
  • Ira
  • Y algunas más…

…todas de esas que provocan mucho malestar.

Entonces hubo un momento en que dije “¡al demonio!”, renuncié a seguir intentándolo y decidí caminar hacia la incertidumbre que me proponía el bloqueo. Solté y solté (en serio). 

Todo el año me dediqué a trabajar fuerte. No me forcé a continuar con mis proyectos artísticos, no me presioné y simplemente dejé que las cosas sigan su curso. Aprendí muchas cosas nuevas e interesantes.

Admito que tenía una tristeza acompañándome. A mí el grabado, el taller, las tintas, lo analógico, dibujar, “lo creativo” en función de lo “no productivo”, lo lúdico, son cosas que me ponen feliz. Si no las tengo, soy menos feliz. Es así.

Pasó tiempo, como les dije, me enfoqué en otras cosas, en mi trabajo, visité amigxs, llevé a mi gata a jugar al jardín de mi madre y padre, me ocupé de mis plantas, de mi casa, de mis afectos. Aprendí a hacer yogur griego, tomé cursos de actualización profesional, de edición, cursos de AI, de marketing online y otras decenas de cosas. 

Y entonces pasó algo.

Un día, derivado de un proyecto laboral, pensé que sería útil aprender guión, por lo que busqué en Buenos Aires cursos de guión para historietas (me entusiasmaba ese enfoque, nuevamente no sé por qué, jaja).

Me reencontré después de varios años con Moebius, hermoso lugar, que sigue siendo casi una dimensión paralela. Allí di con un taller que da redoble de tambores: Pedro Mancini. 

Pedro, además de ser un gran historietista, es de esos profes que te acompañan, que te corrigen, pero también respetan y valoran tus tiempos, formas y procesos.

Y, por último, pero no menos importante, el taller está conformado por un poderoso grupo humano (Viñetas Moebias), todxs con mundos interiores increíbles. Y pude reconectar con «mis cosas» de forma lúdica.

Empecé por algo muy chiquito, sin pretensiones. No quería asustar a mis ganas. Y de a poco volvió ese estado de ánimo, esa felicidad tímida. Porque en algún punto de todo este viaje, yo realmente pensé que había perdido algo. Algo de mí.

Conclusión positiva y motivadora (puaj!)

Tenía ganas de decirles algunas cosas que me sirvieron para atravesar la “bella” fase del bloqueo:

1. Permitirme no ser productiva

2. Sentir lo que siento

3. No forzarme. No funciona.

4. Entender que, por lo que sea, necesitaba descansar y no era momento de expresar.

5. Reflexionar sobre que quizás era más bien momento de absorber (pero pasivamente, eh! no intentes nada).

En resumen, no forzar y soltar (odio esta palabra, perdón, no encontré otra ahora en mi repertorio).

Y así fue que un día surgieron unas ganas tímidas y las seguí y estuve atenta a lo que me decían y me tuve paciencia, según mi sister, un gran acto de amor. 

Resultó que no había perdido nada. 

Aprendí a que sigo sabiendo jugar y que esos “bloqueos”, para mi, son parte misma del proceso creativo. Creo que algo de lo que pasa es que se alejan mucho de nuestro actual y destructivo mandato de “ser productivxs” TODO EL FUCKIN TIEMPO.

Hasta acá mis reflexiones de hoy. Si a alguien le sirve, genial.
Un saludo a todxs.

M.-

Compartir en redes