Estoy estudiando. Siempre estoy estudiando.
Me metí en las tripas de la inteligencia artificial y no hay vuelta atrás. LLM, machine learning, deep learning, transformers, IA generativa, ingeniería de prompts. Palabras y conceptos que hace un año eran un ruido de fondo y ahora ocupan mi cabeza.
Tengo mil ideas para aplicarlo a mi profesión. ¿Diseño de agentes? No sé. ¿UX?¿Diseño de interfaz? No sé. ¿Enfoque ético? siempre. Lo que sí sé es que todo esto me tiene atrapada.
Explorando Vertex AI (herramienta de Google Cloud que permite crear, entrenar, y desplegar modelos de aprendizaje automático), me invadieron unas preguntas inesperadas: ¿Cuáles son exactamente los modelos de lenguaje existentes? ¿Con qué datos se entrenaron? ¿Cómo evolucionó Internet para que hoy estemos alimentando inteligencias artificiales con su historia entera? ¿Cuáles son de código abierto y cuáles no? ¿Se puede trabajar en local?
Ah, la historia de Internet… qué bello sueño.
Hace muchos años, mi abuela María me preguntó: «¿Dónde está la nube?», ella insistía, porque mis respuestas no le satisfacían. ¿Era 1999?. Una pregunta brillante, por cierto. Ella nació en 1928, te extraño abuela.
Bueno, volviendo a la historia que contaba, estuve investigando ARPANET, los días pioneros. FIDONET, su némesis rebelde (RIP). Internet descentralizada de los 2000 vs. la internet moderna, hipercentralizada en unas pocas manos.
Cada capa de esta historia me ayuda a situarme y desmitificar muchas cosas. Inteligencias artificiales entrenadas con datos de una red que pasó de anárquica a super-controlada. Algo de eso me inquieta.
En fin. Siguiendo el hilo de Ariadna. A ver a dónde me lleva.